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Los amantes de Sherezade, Salima Ghezali (Argelia)

Al ver como Nour le tendía su documento de identidad, Sherezade revivió la escena ocurrida cunado los militares irrumpieron esa noche en su escuela, un año después de la independencia. Revivió todas las demás veces en que los soldados franceses surgieron en las noches de su niñez, los desgarradores gritos de las mujeres aferradas a los cuerpos de esos hijos que la oscuridad engulliría para siempre, y todos los miedo que le retorcían las entrañas cada vez que los golpes en la puerta resonaban en las madrugadas de su adolescencia.
Al verse, a los quince años, escribiendo en las pareces las palabras "Libertad" e "Independencia", Sherezade sintió la necesidad de salir corriendo a la calle, para gritar hasta que se desvaneciera esa pesadilla, que se negaba a terminar.
Tanta intimidad con la guerra la estaba asfixiando.
Nacida durante la guerra, crecida en medio de la guerra, y ahora ¡ver a sus propios hijos inmersos en una nueva guerra!

FICHA TÉCNICA
Título: Los amantes de Sherezade
Título original: Les amants de Shéhérazade
Género: Novela corta. Narrativa contemporánea
1ª Edición en francés: 1999
Edición en español: 2000 
Editorial: Planeta-DeAgostini
ISBN: 978-843-9585-42-8
Nº de páginas: 138
Traducción: Nuria Pujol
Formato: Tapa dura
Otros: Colección: Escritoras de Hoy

Sinopsis: Narra, de un modo apasionado, poético, intenso y lúcido, el drama que está viviendo Argelia en esta taimada guerra civil que dura ya varios años. La protagonista es una maestra que vivió intensamente la independencia de su país, como activista ilusionada en los cambios sociales y frustrada de realizar sus “sueños de redimir a los demás a través de las palabras” por los dominantes de 1962. Espera el nacimiento de unos nietos gemelos y asiste con un sufrido silencio a los diarios acontecimientos de “la guerra de ahora”, que rompen la convivencia de sus conciudadanos y afectan también de una manera directa a su propia familia.
Valoración: 8,5/10


"Belleza arisca" dice la joven Rahma, en un momento de la novela, para referirse a su suegra, Sherezade. Y así podría definirse también a este libro, arisco. Duro, incómodo, como una bofetada. Es un libro airado, que transmite esa sensación de rabia, hastío y decepción ante unos acontecimientos que se veían venir, pero sobre los que no hay control.

Ante la promesa de libertad que llevó la independencia de Francia (1962), el país -en palabras de Sherezade- no supo gestionar su libertad y ha estado en guerra permanente. En la novela no hay referencias temporales concretas, pero parece obvio que se contextualiza en la Guerra Civil Argelina, que comenzó en 1991 y continuó hasta 2002 (si bien el país no ha disfrutado de periodos largos de tranquilidad social o política).

Confieso que afronté el libro esperando una visión de Las Mil y una Noches desde la perspectiva de Sherezade; no había oido hablar ni de la novela ni de la escritora con anterioridad; este es uno de los libros que compré en una librería de segunda mano buscando opciones para el reto. Y me he encontrado algo muy diferente: una mujer que no cuenta historias, aunque sí guarda la memoria de su país, de los acontecimientos que han convulsionado Argelia desde los años 40 (cronología de la protagonista), y de las muchas personas con las que se ha cruzado.

Sus dos maridos. Un maestro, idealista y con ansias de cambiar el mundo; y un militar preocupado por mantener el orden (tal y como lo mantienen los militares...).

Sus hijos, Athir, islamista convencido, implicado en la guerra civil; y Nour, su hijo pequeño, que sueña con emigrar a Francia y que no quiere implicarse en los confilctos de Argelia.

Su nuera, una mujer llamada a tener un lugar propio en la sociedad argelina, que se ve relegada a un rol tradicional de madre y esposa, no sólo por casarse con un imán, sino por la islamización creciente del país.

Y los amantes de Sherezade. Que son imaginarios; que son todos los argelinos; que son un pueblo que no sabe convivir en paz. A Sherezade le duelen su país y sus gentes; no es una contadora de historias, aunque sí fue una albergadora de sueños en algún momento de su vida. Sueños que la realidad se ha encargado de destrozar y demostrar lo ilusorios que eran. ¿Acaso la realidad actúa de forma distinta alguna vez?

Las vidas de los protagonistas de esta novela son duras, tristes, angustiosas, convulsas. No hay momento de alegrías apenas; ni el amor, ni el compañerismo, ni la familia parecen ser refugios en un lugar en el que la violencia es parte del día a día, lo impregna todo. Una Argelia destrozada por años de colonialismo, por luchas fraticidas, por dictaduras -militares o islamistas-. Y la primavera árabe pasó de largo.


En 1997, Selima Ghezali fue reconocida por el Parlamento Europeo con el  Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia; ese mismo año también recibió el Premio Olof Palme por su lucha por los Derechos Humanos y la democracia. Conocer su faceta de activista por la paz, la convivencia y los Derechos Humanos en su país permite apreciar mejor la novela, la decepción de Sherezade, su nostalgia por los cambios  que se anunciaron para Argelia y nunca llegaron.


No he leido muchas obras de autores argelinos. Sí leí hace muchos años -en francés- un libro de poesía de Abdelkrim Saighi, Saison des pluies (La estación de las lluvias, 1982), que recuerdo con una alta carga política. No sé si toda la literatura argelina tendrá un trasfondo ideológico, político tan presente como estos dos libros; tal vez las circunstancias del país no permitan otra forma de hacer literatura. Del libro de Saighi escojo un poema que Sherezade suscribiría.
Predestination / Predestinación
Du Paradis / Del Paraíso
Adam fu chaseé / Adán fue expulsado
La chasse á l'homme commençait... / La caza del hombre comienza...

El video que acompaña esta entrada es de Khaled, quizá el músico argelino más internacional. He elegido una de sus primeras canciones, Chebba (El camello, 1993), porque me ha resultado simpático el video. Su canción más conocida, sin embargo, es C'est la vie (2012), versionada por Marc Anthony como Vivir mi vida (y mi preferida, C'est la nuit, más francesa que argelina)



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