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Iniciaciones, Israel Centeno (Venezuela)

Nunca hubiera pensado en ser víctima de sus propios sueños. Su infancia se desarrolló sin sorpresas, tejida con aparente frivolidad desde los traspatios de la Caracas de los años cuarenta. Más adelante no participó en las tertulias estudiantiles donde se pretendía organizar la caida de la dictadura que le usurpó el poder a Rómulo Gallegos, porque sus padres no simpatizaban con quienes años antes habían derrocado al presidente Medina Angarita en nombre del sufragio universal, el voto femenino y la democracia representativa. "Quienes votan con papeletas de colores no eligen a nadie, es una farsa, primero habría que alfabetizar a la gente, enseñarles a tener cierto criterio." Asi pensaba el padre de Amelia, y ella suscribía aquel pensamiento como un acto de fe, por eso despreciaba a quienes hablaban de las turbas asaltando el poder. No toleró nunca la idea de verse gobernada por el pueblo. Sobre todo por el pueblo de una ciudad que despreciaba.

FICHA TÉCNICA
Título: Iniciaciones
Género: Novela corta. Narrativa contemporánea
Edición: 2006
Editorial: Periférica
ISBN: 978-84-93474-67-6
Nº de páginas: 92
Formato: Rústica (Biblioteca pública)
Sinopsis: Una original y apasionante indagación novelística en el universo de la adolescencia y en un momento poco conocido de la historia de América Latina, esta obra emplea un lenguaje particular, poético pero también desgarrado, para contarnos una historia familiar de sexo, odio y extrañeza que se inscribe en la gran saga de brillantes novelas cortas que ha ofrecido la literatura latinoamericana durante el último siglo. Las voces de los principales personajes de este libro resuenan mucho tiempo después de acabar la lectura dentro de nosotros, y sus confusas vidas, entre el mundo rural y la ciudad, entre las quebradas y los barrios más bohemios de París, se ajustan como piezas perfectas de una crónica vigorosa y ácida de la segunda mitad del siglo XX.
Valoración: 8/10

Vaya lo primero una confesión: no sé nada de literatura venezolana; las únicas referencias que tengo son Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos (y que conocí por su adaptación como telenovela... que no vi, pero sí vi anunciada), y las novelas de Boris Izaguire, que no he leido, ni creo que lea en el futuro, para qué vamos a engañarnos.

Por tanto, mis opciones para este reto eran escasas (salvo las recomendaciones que me hizo una amiga venezolana, y que están añadidas al listado de lecturas por países). Hasta que visité la biblioteca pública el lunes y encontré este Iniciaciones de Israel Centeno, una novela corta que consta de cuatro partes -cada una de ella centrada en un personaje distinto, si bien están todos relacionados por lazos de sangre, o de deseo, o de odio...-.

Como anécdota contaré que hace unos meses, en otra visita a la biblioteca pública que suelo frecuentar (hay 2 en mi ciudad; siempre he preferido la situada en la Casa de la Cultura, aunque esté más lejos de casa), tenían en el expositor principal -donde rotan libros de temáticas variadas- una colección de libros por países llamada Leyendo por el mundo: un libro por país. Esa exposición es el germen de este reto, de la que partió la idea  de leer un libro de cada país del mundo.

Y este libro de Centeno es la propuesta que hacían en la biblioteca para Venezuela (como puede apreciarse en el marcador que acompaña al libro).

El primer capítulo, León, es -quizá- el más violento de todos; narra la iniciación a la vida adulta y al sexo de un adolescente en el campo, en compañía de un primo mayor que ya está casi de vuelta de todo (o eso cree él) y de su primita que también está descubriendo(se). Por momentos me recordó a los capítulos iniciales de Antes que anochezca, con esa naturaleza tan cruda, que invita a un sexo descarnado y carente de erotismo. Si bien León sabe encontrarlo en pequeños elementos... que habrá que descubrir leyendo la novela.

Amelia, el segundo capítulo, nos habla de una iniciación distinta. El descubrimiento de otros países, de otras gentes, de otras ideas. Es un capítulo más intelectual, menos sensual, aunque también hay sexo, pues toda la novela está llena de él.

Andrés, hijo de Amelia y primo de León, centra el tercer capítulo. Es el personaje más violento, más duro, a pesar de su juventud, llegando a ser cruel en ocasiones. Busca diferenciarse de su padre (un campesino bruto, brusco, violento) y cada vez se va pareciendo más, cuando va comportándose con la misma violencia despiadada. Andrés se inicia en un mundo violento que desprecia, pero al que se ve abocado por sus malas decisiones.

Bárbara, la hermana pequeña de Andrés, es la última voz de esta novela. Y lo suyo, más que una iniciación, es una huida; en sentido contrario de la que acometió su madre Amelia, pero con casi las mismas consecuencias.

Esta es una novela intensa, violenta, con partes muy poéticas, de imágenes muy potentes. No sé si siempre escribirá así Centeno, pero ha sido desde luego todo un descubrimiento. Me ha impactado en ocasiones, chocado, y gustado. Se lee en un momento, pero hay partes que merecen una segunda y hasta una tercera lectura. Un libro muy recomendable que me invita a seguir descubriendo otros escritores venezolanos.

Para terminar, como siempre, un acompañamiento musical. Es obvio que Venezuela es un país por descubrir para mi, porque si pienso en música, sólo se me ocurren Carlos Baute y José Luis Rodríguez "El Puma", y no son santo de mi devoción ninguno de los dos. Por suerte, cuento con un asesor musical personal que me recomienda grupos y cantantes de calidad, que quizá no sean tan conocidos, pero sí que son buenos.

De Venezuela, Óyeme nena, de Los amigos invisibles



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