Ir al contenido principal

Antes que anochezca - Reinaldo Arenas (Cuba)

Las brujas han conminado mi vida. Aquellas brujas nunca abandonaron la escoba, no porque pudieran volar, sino porque todas sus ansias y todas sus frustraciones y deseos se redimían barriendo y barriendo el corredor de mi casa, los patios, las salas, como si quisiesen barrer de esa forma sus propias vidas.
Así, junto a todas estas brujas, se destaca la imagen de la bruja mayor; la bruja noble, la bruja sufrida, la bruja llena de nostalgia y de tristeza, la bruja más amada del mundo: mi madre; también con su escoba, barriendo siempre como si lo que importara fuera el valor simbólico de esa acción.


FICHA TÉCNICA
Título: Antes que anochezca
Género: No ficción. Biografía
1ª edición: 1992
6ª Edición: 2000
Editorial: Tusquets
ISBN: 978-84-16880-55-3
Nº de páginas: 343
Formato: Libro digital
Sinopsis: El 7 de diciembre de 1990 el escritor cubano Reinaldo Arenas , en fase terminal del SIDA, se suicidaba en Nueva York dejando este estremecedor testimonio personal y político , que terminó apenas unos días antes de poner fin a su vida. Arenas, en efecto, reunía las tres condiciones más idóneas para convertirse en uno de los muchos parias engendrados por el infierno inquisitorial y carcelario de la Cuba castrista : ser escritor, homosexual y disidente . De los bajos fondos de la Habana, donde reptan los excluidos del sistema, a la dificultad de vivir, una vez en el exterior, negándose a la discreta neutralidad que la izquierda bien pensante espera de un exiliado cubano, la vida de Arenas fue, muy a pesar suyo, una continua peripecia vital e intelectual
Valoración: 8/10

Nunca pensé que leería este libro, y aquí estoy... Y mis sensaciones son encontradas. Ya sabemos que una biografía, especialmente si la escribe el propio interesado, es el género más ficticio. Nuestros recuerdos nunca son tan precisos como los hechos; los embellecemos, los mezclamos, los olvidamos, los recreamos... y, a veces, contamos las cosas como ocurrieron.

Estas son unas memorias descarnadas, duras, crueles a veces, en ocasiones perturbadoras; reconozco que tanto sexo llegó a incomodarme. No el sexo adulto, buscado, deseado, consentido, disfrutado. Sino el sexo de niño, el sexo natural, salvaje, de iniciación a la vida en el campo, donde gallinas, cabras, perros están a disposición de los chicos que despiertan al sexo ¡a los 8 años en el caso de Reinaldo Arenas! (y sí, lo confieso, debo ser muy pacata; pero a mi esas escenas -o con 10, 12 años y su tío, adulto- me incomodaron un poco, o más que un poco...).

Pero hay mucho más que sexo en este libro (aunque leyéndolo sí da la sensación de que los cubanos -y no es un genérico, no me refiero a las cubanas- se pasan el día templando (es decir, follando). Todos con todos, y da igual si eres hetero o loca (término utilizado por Arenas, no hay desprecio en el apelativo; al contrario, profundo respeto y reconocimiento), hasta el punto de que llegas a plantearte de si en Cuba todos los hombres serán gays en el fondo (que será más una fantasía o deseo del autor, que a la realidad). 

Este es un libro en el que se habla de Cuba y siempre se hace con amor y nostalgia. De sus paisajes, de sus habitantes, de su forma de ser, de sus costumbres. No de sus gobiernos. Obviamente -después de haber pasado unos años en las cárceles castristas y haber sido perseguido por el régimen- también se habla de política en estas memorias; Reinaldo pasa de la esperanza en el cambio que traen los revolucionarios, al desencanto -muy temprano, ya antes de llegar al Gobierno, Castro y los suyos comezaron a represaliar a personas que no estaban a favor de la Revolución- y a la oposición después.

Fuemte: Viajes, migraciones y exilio
No una oposición por un convencimiento político claro (la sensación que da es que Reinaldo Arenas no tenía un ideario político), sino desde la posición vital de amar la libertad. Libertad para escribir lo que quisiera, para amar (y templar) a quien quisiera, para moverse por su país, para poder trabajar, tener una casa, reunirse con sus amigos, festejar, ir a la playa que quisiera cuando quisiera. A Reinaldo la Revolución le cerró no sólo las fronteras para salir de la isla, sino las oportunidades de escribir y publicar en su país, que es lo que más deseaba. 
Nunca me he considerado un ser ni de izquierda ni de derecha, ni quiero que se me catalogue bajo ninguna etiqueta oportunista y política; yo digo mi verdad, lo mismo que un judío que haya sufrido el racismo o un ruso que haya estado en un gulag, o cualquier ser humano que haya tenido ojos para ver las cosas tal como son; grito, luego, existo.
Porque Reinaldo Arenas era antes que nada escritor, y, como tal, amaba los libros y a otros escritores. Por sus memorias pasan Lezama Lima, su maestro, su ídolo, su amigo; Virgilio Piñera, gran amigo; Alejo Carpentier, quien no sale muy bien parado por las críticas de Reinaldo no tanto a su obra, como a su complacencia con el régimen castrista. O Gabriel García Márquez, quizá el escritor sobre el que vierte más veneno, por hacerse vocero y valedor internacional de un régimen que reprimió a los cubanos y los condenó al hambre, la miseria y la desconfianza perpetua, sin ser -Gabo- nunca víctima de ninguna de esas circunstancias; invitado de lujo de Fidel Castro, alojado en las mejores residencias, con chófer personal, y sin cartilla de racionamiento. De él -y de algunos más- dice que es miembro de la izquierda festiva y fascista que se permite alabar al Régimen cubano, ponerlo como modelo para otros países, pero sin renunciar a sus privilegios: a su comida caliente tres veces al día, techo, trabajo, reconocimiento, libertad de expresión (o chalets de 600.000€).

Y luego está la descripción de la vida en Cuba. De cómo el nuevo Gobierno surgido de la Revolución trajo una esperanza que fue muy breve, pues empezaron enseguida las represalias a los desafectos, las depuraciones ideológicas, los trabajos forzados, el racionamiento, la red de informantes que lleva a desconfiar de cualquier persona, la penalización de la homosexualidad, la censura, la falta de libertades. Y empieza el horror; un horror que Reinaldo Arenas nos cuenta desde las tripas, con una escritura precipitada, poco procesada, intensa y muy vívida.

Toda su biografía está escrita casi de manera atropellada, como si estuviera hablando en vez de escribiendo. Desconozco qué proceso seguiría para redactar este libro, cuántas revisiones haría, pero la sensación que da es de inmediatez, de urgencia -¿la de saber que contaba con muy poco tiempo ya?-, lo que da una frescura tremenda a lo narrado, permite conectar con sus miedos, sus deseos, sus alegrías (que también las hay), y nos da el retrato de un hombre profundamente vital, totalmente comprometido con su profesión de escritor (hubo obras que tuvo que escribir hasta 3 veces porque, o bien se las requisaban, o bien no pudo recuperarlas cuando salió del país), amigo de sus amigos, fuerte y vulnerable a un tiempo, y que -desde luego- se mereció otra vida.

Es un libro que nunca estuvo en mi lista de pendientes, y me alegro profundamente de haberlo incorporado casi sorpresivamente. Ha sido una lectura impactante y de las que dejan poso durante mucho tiempo. Me ha descubierto a una persona que supo ser feliz incluso en las peores circunstancias, que mantuvo la esperanza de llegar a ser libre. Y lo consiguió.

Y me ha gustado tanto que le perdono las algo obvias exageraciones, idealizaciones que nos cuenta. ¿Qué sería de una biografía sin su buena dosis de mentirijillas?

Para terminar una canción que seguro le hubiera gustado a Reinaldo (al menos, el Carnaval le encantaba; ese momento del año donde somos otro, sin dejar de ser nosotros mismos, en el que la música y el baile y el ritmo se apoderan de la vida, en el que la transgresión se covierte en norma)

Albita Rodríguez, Ta' bueno ya


Comentarios

  1. Hola, ¿cómo conseguistes este libro en versión digital? gracias de antemano.

    ResponderEliminar
  2. Vuelvo a escribir para seleccionar la casilla de aviso....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Ana. Disculpa la respuesta tan tardía, dejé el blog por diferentes motivos y ahora estoy planteándome recuperarlo y leo los comentarios antiguos.

      El libro de Reynaldo Arenas lo conseguí a través de Ebiblio. Es un sistema del Ministerio de Cultura que funciona en todas las bibliotecas (en caso de que estés en España, claro). Puedes descargarte libros digitales de manera totalmente legal, porque son de préstamo bibliotecario (con restricciones, por tanto, en cuanto a la duración del préstamo, tienen código DRM, etc., pero funciona muy bien)

      Eliminar

Publicar un comentario