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Sanjuana, Anabella Giracca (Guatemala)

Además de responder diariamente algunas cartas, Sanjuana se entretenía escribiendo folios sobre la perfecta vida religiosa y la causa de un convento reformado. Su plan estaba en purificar las almas de las religiosas a tal extremo que todas levitaran como ella, entregadas en cuerpo y alma a su congregación. Humildad significaba total desprendimiento de las cosas, innegable humillación ante todos y ante todo, sin importar las circunstancias. La castidad iba más allá de la pasión carnal: era el acto de no amar a nadie más que a Dios. Ese voto representó un esfuerzo interno, porque con el tiempo, el solo hecho de tener a sor Manuela siempre a sus pies ya le sabía a amistad. Cayendo en el supuesto pecado, se obligaba a eternas flagelaciones porque ella simplemente no quería querer.


FICHA TÉCNICA
Título: Sanjuana
Género: Novela histórica
Edición: 2011
Editorial: Alfaguara
ISBN: 978-9929-576-12-4
Nº de páginas: 238
Formato: Libro digital
Sinopsis: En la Guatemala del final de la Colonia una serie de personajes se van perfilando alrededor de Sanjuana. Desde sus encierros “voluntarios” esta mujer, terrenal a la fuerza, incidira en la vida privada y publica de una sociedad supersticiosa.
Magia, locura o misticismo en un personaje sacado de la vida real. Una historia singular en donde la pasion, la intriga y los convencionalismos están servidos
Valoración: 6,5/10

Ahora que he retornado al blog, me veo recuperando las lecturas ya hechas (porque viajar literariamente sí lo he hecho en estos últimos meses, simplemente, no lo reflejé en esta bitácora)  y hago escala en Guatemala -país del que sé bien poco, lo admito- con un libro que llegó a mis manos por pura casualidad. Sólo ahora que estoy escribiendo esta entrada (e investigando un poco) averiguo que tanto Miguel Ángel Asturias como Augusto Monterroso son guatemaltecos; del primero pensaba que era argentino, y del segundo, uruguayo ¿por qué? ni idea. En cualquier caso, de ambos he leido ya alguna obra, por lo que con este libro de Anabella Giracca cumplo el requisito de descubrir autores nuevos.

Inspirado en la vida de la monja guatemalteca María Teresa Aycinena y Piñol, este libro nos cuenta la historia de Sanjuana, quien fue educada por su madre desde muy niña en la fe, el ascetismo y el amor a Dios. Uno de los hallazgos de la novela es no desvelar si Sanjuana hubiera sido diferente en caso de haber tenido amiguitas de niña, haber jugado, haber leido cuentos, haber asistido a algún baile. Pero se educación es asfixiante, la obsesión de su madre por proteger a su niña convierte a Sanjuana en una persona enfermiza, ajena a su cuerpo, aquejada de visiones e idealismos absurdos. Y, como tantas jóvenes de la época, termina ingresando en un Convento... aunque, a diferencia de muchas de sus coetáneas, ella lo hace con gusto y devoción auténtica.

Sanjuana no es un personaje agradable; es exigente consigo misma y con las demás, no se permite ninguna debilidad (aunque finalmente la tiene con Sor Manuela, una de las partes más reconfortantes del libro; hasta una loca mística que se cree la elegida de Cristo tiene un corazón humano, capaz de una debilidad), su fe es lúgubre, agotadora, casi escatológica; de hecho, hay pasajes de la novela realmente desagradables, en los que se relatan suplicios, dolores, olores que no son de santidad, aunque sí pretendan lograrla.

El relato de lo que ocurre en el convento se va mezclando con los sucesos del país, con las conspiraciones políticas, las guerras, las leyes, lo que nos da una visión de ese momento histórico creo que fiable, si eliminamos la intromisión de Sanjuana -pretendida o real, según quién lo cuente en la novela- en dichos acontecimientos. Sí es cierto que los hermanos Aycinena y Piñol (los de la monja que inspira este relato) sí tuvieron un papel protaginista en la Historia guatemalteca.

Esta es una novela curiosa, interesante, divertida a ratos, que falla en el lenguaje y el estilo. Fluctúa entre una narración muy realista y, sin venir a cuento y de manera que resulta algo forzada, introduce elementos de realismo mágico que parecen más una concesión a la galería que un estilo realmente sentido por la autora (¿no parece "obligado" que siendo escritora y latinoamericana, es necesario meter elementos mágicos y fantasiosos entre los hechos reales?). Respecto al lenguaje, bastante cuidado, derrapa con ciertos arcaismos y, especialmente, cuando mete palabras totalmente modernas en una narración que pretende acercarse al estilo del siglo XVIII; palabras y expresiones como paranoia, empatía, dar el alta o violador en serie te sacan por completo de esa Guatemala colonial que busca su identidad propia, alejada de la herencia española.

Salvo estos fallos, la novela es interesante y te puede hacer pasar un buen rato. Y, sobre todo, te descubre a una novelista a la que seguir en el futuro.

Para terminar la opción fácil hubiera sido compartir un video de Ricardo Arjona, probablemente el cantante guatemalteco más conocido (o el único), pero he preferido traer  una canción de Stephanie Zelaya (no la conozco de nada, es investigación googleana), Traigo un corazón, que nos da un paseíto por Guatemala y sus gentes

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