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Adiós a Sidonie, Erich Hackl (Austria)

Al cabo de un rato, cuando el silencio aletargante, interrumpido solo por el rasgueo de los lápices, cedió a un susurro creciente, Schönauer dio dos palmadas señalando el final del ejercicio. Los niños, obedientes, dejaron de escribir.
Quién quiere leer lo escrito, preguntó la mestra.
Cinco o seis manos se alzaron a la vez.
A ver, Sidonie, dijo la mujer.
La niña estaba radiante. Cogió su cuaderno y salió al estrado. Se detuvo junto a la mesa de la maestra y carraspeó.
Me llamo Sidonie Adlersburg, pero todos me dicen Sidi porque es más fácil. Mis padres se llaman Hans y Josefa y mi hermano, Manfred, pero yo le digo Fredi, y mi hermana se llama Hilde y ya hace tercero. Me quieren mucho, sólo que mi madre siempre está atenta a que no cojamos el azúcar de la alacena, y mi padre está exento del servicio militar porque si no lo estuviera tendría que ir a la guerra y nunca se sabe si los que van vuelven
FICHA TÉCNICA
Título: Adiós a Sidonie
Título original: Abschied von Sidonie
Género: Narrativa contemporánea
1ª edición en alemán: 1989
Edición en español: 2002
Editorial: Pre-Textos
ISBN: 978-84-8191-490-0
Nº de páginas: 124
Traducción: Mª Esperanza Romero; Richard Gross
Formato: Rústica
Sinopsis: Adiós a Sidonie expresa, a través de la historia de la infancia y la muerte de una niña gitana, Sidonie Adlersburg, víctima del exterminio nazi, la crudeza de los acontecimientos políticos que durante décadas se silenciaron. Hackl es el cronista que, mediante un lenguaje preciso y valiente, informa del pasado inconcluso y anima al lector a reflexionar sobre la condición humana, finalidad de la verdadera literatura..
Valoración: 8,5/10

Hace un par de meses una amiga me recomendó este libro (entiendo que por la temática: nazismo y Pueblo Gitano, dos temas en los que siempre he estado interesada) y ha sido el detonante para que retome este blog del que parece que me olvidé allá por abril. La vida tiene esas cosas...

Y este libro, que nos narra casi como en una crónica periodística las "cosas de la vida" de la pequeña Sidonie -niña gitana, abandonada por su madre en un hospital, y adoptada por una familia austriaca en los años 30 del siglo pasado- es también el relato de la anexión alemana de Austria, consentida y alentada por el propio Gobierno austriaco, y de las consecuencias que tuvo, no sólo para los gitanos.

Todos tenemos referencias y conocimiento más o menos amplio sobre el Holocausto y el extermino del Pueblo Judío llevado a cabo por los nazis en los años 30 y durante la 2ª Guerra Mundial, pero mucho menos conocido es el genocidio del Pueblo Gitano, el llamado Porraimos o Samudaripen (sobre el que escribí un artículo hace meses en la Revista Ábrete Libro), en el que se estima que entre la mitad y tres cuartas partes del Pueblo Gitano de Europa Central y del Este (romaníes, sintis, y otros grupos nómadas), considerado -al igual que los judíos- como subhumanos por el nazismo, fue exterminado.

Hackl, en este libro, nos va narrando la historia de Sidonie y de su familia adoptiva, Hans y Josefa -comunistas, sindicalista él; ambos con una gran conciencia social de solidaridad y justicia-, trabajadores, sin apenas medios para vivir, pero con una gran capacidad de amor hacia Sidonie y sus otros hijos, Manfred (biológico) y Hilde (también adoptada, aria), entre quienes no hacen diferencias. Y nos va introduciendo poco a poco en el racismo, primero algo soterrado, cada vez más explícito según avanza la historia -y la Historia-, no sólo por parte de los vecinos de la familia Adlersburg, sino -especialmente, y de manera más grave- por parte de las instituciones y sus funcionarios. El Alcalde, las asistentes  sociales, el médico, acaban siendo el instrumento más eficaz para ejecutar las políticas discriminatorias del Gobierno nazi.

Al inicio, son sólo unas referencias a lo morena que es Sidonie, a su pasado gitano, sin que sea molesto, sólo chocante. A medida que la anexión de Austria a Alemania avanza, y las políticas nacionales de vindicación de lo ario frente a lo impuro van triunfando, la "morenez" de Sidonie, su gitanidad, se convierte en algo incómodo, en una anomalía que hay que resolver. Y la maquinaria se pone en marcha para "devolver" la niña a su madre. Madre, por otra parte, de la que apenas se sabe nada, y sólo se sospecha un nombre, una comunidad nómada.

Y es ahí donde reside la fuerza de este relato, en el contraste entre el núcleo de amor con que cuenta Sidonie en su hogar, con su familia; y la frialdad -enmascarada de eficiencia institucional- de los funcionarios que, en vez de mirar a otro lado y reconocer a la familia como un lazo consolidado y fuerte, deciden hacer "lo correcto". Y no hay nada más incorrecto (y cruel, injusto, despiadado) que separar a una niña de su familia verdadera (que poco tiene que ver con la biología y sí mucho con el cuidado, el amor y el apoyo) para enviarla con personas extrañas, y -más aún- sabiendo qué destino les espera, pues ya están promulgadas las leyes que establecen que las personas gitanas deben ser llevadas a campos de trabajo y concentración.

El estilo narrativo de la novela es muy directo, casi cortante. Frases breves, poco dado a metáforas o a rodeos, lo que convierte el relato en algo casi descarnado. Comienza de un modo esperanzador, protagonizado por esas personas buenas que son Hans y Josefa, pasando al relato de la ingenuidad e inocencia de Sidonie -que te arranca más de una sonrisa- y va derivando en cada vez más inquietud y angustia, terminando de una forma demoledora (aunque sepas por la sinopsis del libro lo que va a ocurrir).

Y llega el último capítulo, y la rabia, la tristeza, te embargan. Aunque también queda un resquicio para la esperanza, porque hubo otras niñas gitanas, otros destinos, otros funcionarios, otras vidas que siguieron.

Una novela que vale la pena leer por la histora que cuenta, por cómo cuenta la Historia y por conocer a esta pequeña niña, Sidonie, gitana austriaca, que siempre miró el mundo con alegría e inocencia.

La selección de la canción que acompañe esta entrada me ha costado bastante. Primero, porque no conozco cantantes austriacos (salvo Conchita Wurst, que fue mi primera opción; pero sólo canta en inglés); después, porque la mayoría de los artistas que encuentro en internet cantan en inglés, y prefiero  videos en el idioma del país que visito; y, por último, porque no he encontrado ninguno que me guste demasiado, lo que no dice mucho de la música actual austriaca (o de mi gusto musical). Me decido por esta canción de Krautschädl, Feia Fonga (no encuentro traducción; este grupo canta en bávaro y google parece que no lo reconoce). En cualquier caso, lo he seleccionado porque la canción no está mal (ejem) y porque van escribiendo la letra en el video, así vemos el idioma al tiempo que lo escuchamos.

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