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Anna, Niccoló Ammaniti (Italia)

Cuando la central hidroeléctrica de Guadalami, la última que aún funcionaba en la isla, cesó su actividad, dejando para siempre sin energía la Finca de la Morera y todo el norte de Sicilia, Anna estaba tumbada en el sofá viendo Oficial y caballero, la única película buena de la colección de su madre. Astor dormía a su lado como si fuera un muñeco.
Era el momento que más le gustaba, cuando el soldado, con su gorra y su uniforme blanco, iba a la fábrica a recoger a su novia entre los aplausos de las operarias. La televisión se había apagado y los números azules del lector habían desaparecido. Anna se había quedado mirando la pantalla negra sin preocuparse mucho. En las últimas semanas había frecuentes cortes de corriente.
Aquella vez no volvió. El tiempo de la luz, como luego lo llamó, terminó en aquel preciso momento, cuando Richard Gere llevaba en brazos a Debra Winger.


FICHA TÉCNICA
Título: Anna
Título original: Anna
Género: Ciencia Ficción
1ª edición en italiano: 2015
Edición en español: 2016
Editorial: Libros del Asteroide
ISBN: 978-84-339-3724-7
Nº de páginas: 304
Traducción: Juan Manuel Salmerón Arjona
Formato: Libro digital
Sinopsis: Un virus, que empezó a manifestarse en Bélgica, se ha extendido por el mundo como una epidemia. Tiene una particularidad: sólo mata a los adultos. Los niños lo incuban, pero no les afecta hasta que crecen.
Sicilia en un futuro próximo. Todo está en ruinas. A la enfermedad que el virus produce la llaman La Roja, y circulan extrañas teorías sobre supuestos modos de inmunizarse. Anna, que tiene trece años, debe rescatar a su hermano pequeño Astor y emprender con él un viaje que los llevará hasta Palermo y después hasta Messina. El objetivo: cruzar el estrecho y alcanzar el continente, donde acaso Anna, a la que por edad la muerte ya acecha, encuentre el modo de salvarse. Les acompaña un perro, y cuentan como bitácora con un cuaderno de tapas marrones que les dejó su madre antes de fallecer. Lo tituló LAS COSAS IMPORTANTES y anotó en él algunas instrucciones útiles para sobrevivir. 
Valoración: 7,5/10

Viajo a Italia con una novela distópica dirigida -en mi opinión- al público juvenil, que tiene un tratamiento más cinematográfico que literario.

Leí este libro porque salió elegido en el Club de lectura de diciembre del foro ¡¡Ábrete libro!!, en el que participo desde hace ya muchos años. No creo que lo hubiese leido en otras circunstancias, pues ni conozco al autor ni el temea me llama demasiado la atención. Pero, dado que era lectura compartida -siempre es agradable poder comentar las lecturas que hacemos-y que lo recomendaba una amiga, decidí leerlo.

Y lo bueno de afrontar una lectura sin demasiadas expectativas, es que seguro que encuentras motivos para disfrutarla. ¿Me ha gustado este libro? Si, a ratos. Le falta algo para ser un libro redondo.

La historia está estructurada en tres partes. En la primera conocemos a Anna, la protagonista, y a su hermano Astor. En esta parte los encontramos (sobre)viviendo en su casa familiar, aislados de otras personas, y nos sitúa el autor en la Sicilia abandonada a su suerte después de 4 años sin adultos, sin luz, sin electricidad, sin normas sociales... En esta parte del libro aparecen imágenes de gran crudeza sobre el deterioro de las ciudades, de las infraestructuras, y de las personas. Los niños y adolescentes pasan auténticamente hambre; deben buscar comida en casas abandonadas o comercios saqueados ya hace mucho, y competir por esa comida entre ellos y con las bandas de perros asilvestrados que no se ven afectados por La Roja

Es un relato de superviviencia y de destrucción, como tantas novelas apocalípticas; salvo que aquí hay luz, la luz del sol de Sicilia, lo que -tal vez; esto es sólo una percepción mía- reduce la angustia de la historia, la sitúa en un nivel aceptable de tensión y esperanza.

Y, entonces, ocurre algo inesperado que lleva a Anna a tener que buscar a su hermano pequeño, y a interactuar con otros niños y adolescentes.

Pasamos a la segunda parte. La que menos me gustó (casualmente -o no- en esta no hay sol, casi toda es por la noche, es oscura, y más desagradable). No podía quitarme de la cabeza a los niños perdidos de Mad Max y la Cúpula del Trueno (los personajes de esta novela -la mayoría, van vestidos "normales -vaqueros y camisetas-, pero sí hay también un asilvestramiento en la imagen de algunos de ellos), o escenas de películas en las que el grupo presiona tanto al individuo -de una manera física, agresiva, casi animal- que sientes esa agresión en las tripas. 

En esta parte, el viaje lleva a Anna y a su nuevo amigo -Pietro, adolescente como ella- hasta un hotel donde se supone que está la única oportunidad de curarse de la enfermedad. Tanto Pietro como Anna están a un paso de la pubertad, lo que marca el momento en el que La Roja -mortal- se manifiesta. Y son capaces de agarrarse a un clavo ardiendo sólo por un atisbo de esperanza.

Así, llegamos a la tercera parte, muy diferente a la anterior. Siguen teniendo que sobrevivir, pero es quizá más tierna, más poética, más emotiva, más feliz incluso, y -sobre todo- más esperanzadora. No es que se acaben los problemas, ni mucho menos, es que vuelve a haber sol (de pequeña, cuando yo tenía pesadillas, en estas siempre estaba nublado o era de noche; si hay sol, no hay terror) y están en un lugar donde pueden descansar, tomar fuerzas y hacer planes para el futuro. Apremiantes, porque cada vez tienen menos futuro.

Esta última parte compensa las anteriores (creo que, con la edad, me estoy volviendo una ñoña), también porque es la menos centrada en el contexto, en el abandono, y está más enfocada a los personajes, a su relación, es más introspectiva también.

Esta novela, por tanto, es un viaje -no iniciático, sino de aceptación del destino- en el que se van dando las diferentes fases de todo viaje mítico: un hecho que rompe la rutina, la búsqueda de una solución, la lucha contra el mal y el reposo final... salvo  que no hay reposo final. Sólo un paréntesis en la lucha, más fortalecidos, más sabios. Tiene también reminiscencias de los cuentos infantiles y sus arquetipos básicos: los dos hermanos que se ven separados por un personaje malvado, el héroe (en este caso, heroina) que rescata a su hermanito, el aliado que es fundamental para vencer al mal, y un animal que les acompaña. Que en este caso es un perro, Mimoso, presente en toda la novela y casi, casi, el personaje que más me ha gustado (no tiene mucho que ver, pero me recordaba todo el rato a Brezo, el protagonista de El rebaño, cuento de César Mallorquí, del que me enamoré cuando leí el cuento... y me refiero al perro del cuento, no a su autor)

Lo que no me ha convencido nada en la historia es el deterioro de los niños y niñas. Sólo han pasado cuatro años desde que se declaró la enfermedad, y los mayores -como Anna- sí recuerdan cómo era el mundo cuando había persnas adultas. Es muy posible que el miedo a la enfermedad conllevara al caos. Pero no me convencen determinadas situaciones, especialmente relacionadas con los personajes de la 2ª parte de la novela. También me chocó que Astor, de 8 años en la novela, actúe muchas veces como el niño de 4 años que era cuando todo comenzó. 

Pero en general es una novela que me ha gustado, más en unos momentos que en otros; algo irregular en su desarrollo, pero con partes muy buenas, bien por la angustia que te hace sentir, bien por lo poético de algunas escenas, bien por lo emotivosde algunas situaciones. No parece que Ammaniti sea muy ducho en este género y le fallan algunos recursos, no obstante es una novela que se deja leer, ágil, entretenida y -a ratos- emocionante.

La música que acompaña esta entrada nos la proporciona el propio escritor, que incluye unos versos de la canción en la novela. Y, por supuesto, no vamos a hacerle ascos a la grandísima Mina. Canta Ancora, ancora, ancora

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