Me puse en camino. En mi coche, solo. Era domingo, otra vez, y, ahora que vuelvo a mirarlo, me parece que muchas cosas importantes de esta historia han ocurrido en domingo. Sones de campanas por todas partes; el país entero parecía repicar y resonar; por añadidura, en el cantón de Schwyz, me metí en una procesión. En la carretera, un coche tras otro; en la radio, un sermón tras otro. Más tarde, en todas las aldeas se oían, en los puestos de tiro, disparos, silbidos, fuego graneado y estampidos. En todo había una agitación monstruosa y sin sentido; la entera Suiza oriental parecía haberse puesto en movimiento; por algún sitio había carreras de autos, y además, una multitud de coches que venían de Suiza occidental; viajaban por familia, enteros linajes avanzaban rodando, y cuando por fin llegué al puesto de gasolina, que usted conoce también, me sentía agotado por toda esa estruendosa paz de Dios
FICHA TÉCNICA
Título: La promesa
Título original: Das Versprechen
Género: Novela negra/Policiaca
1ª edición en alemán: 1958
Edición en español: 1990
Editorial: Noguer
ISBN: 978-84-279-0005-9
Nº de páginas: 184
Traducción: José María Valverde
Formato: Tapa dura
Sinopsis: Nos encontramos en Suiza, en el cantón de Zurich. Gritli Moser aparece asesinada en el bosque. Era sólo una niña con un vestido rojo. Sus padres la habían enviado a visitar a su abuela. El comisario Matthäi promete encontrar al asesino, sin pensar que con esa promesa está condicionando su entera existencia. Pero la tarea de los detectives no es nunca tan sencilla como lo plantean las novelas, y en el camino de Matthäi aparecen un buhonero, un policía arribista, un dibujo, un psiquiatra, un viaje frustrado a Jordania y hasta un gigante, pero lo que no aparece es el hilo rojo que conduce a la solución del enigma. ¿Acaso el mundo es puro azar y, cuando creemos haber encontrado un orden lógico, se trata sólo de un espejismo? ¿O es simplemente que la estupidez humana no atiende a razones?
Valoración: 8/10
Valoración: 8/10
Hace muchos años, yo era pequeña, vi la película El cebo (Ladislao Vadja, 1958) y me fascinó. Es cierto que la película no ha envejecido demasiado bien, pero sigue siendo una historia muy buena sobre la obsesión. Y la división entre el bien y el mal, la cordura y la locura no están tajantemente definidas, lo que sigue haciendo interesante y recomendable esta película.
Lo que más me sorprendió en su momento (lo sigue haciendo) es que fuese una película española. Cierto que es una coproducción, pero ¿cómo una historia en la que se asesinan niñas, se habla de pederastia, de enfermedades mentales, pudo pasar la censura franquista? Lo desconozco, pero -por suerte- lo consiguió.
Lo que más me sorprendió en su momento (lo sigue haciendo) es que fuese una película española. Cierto que es una coproducción, pero ¿cómo una historia en la que se asesinan niñas, se habla de pederastia, de enfermedades mentales, pudo pasar la censura franquista? Lo desconozco, pero -por suerte- lo consiguió.
Pues bien, el guión de la película era de Friedrich Dürrenmatt (Konolfingen, Berna 1921). Él había planteado un final más oscuro que el que realmente se rodó, y descontento con ese cambio, escribió su novela La promesa. Réquiem por la novela policiaca terminando la historia de una manera menos complaciente, más dura.
Y es este el libro que he elegido para visitar Suiza, de la que podemos hacernos una idea con la lectura, pues los paisajes son un elemento más de la narración: las montañas, los lagos, los bosques. Así como también están muy presente la precisión, el orden que son tan (estereo)típicos de los suizos. De hecho, lo chocante -para los propios personajes de la novela- es que la reacción de Matthäi, el policía inicialmente encargado del caso del asesinado de la pequeña Gritli, se sale de toda lógica, no cumple las normas, rompe con lo esperado. Y para todos no es más que un síntoma de locura que el siempre racional Matthäi comience a actuar de manera emocional, sin sentido, descontrolado; si bien el policía tiene -en su visión desquiciada del caso- una lógica clara que le lleva a actuar como lo hace.
La historia refleja bien esa bajada a los infiernos que supone enfrentarse al mal (el asesinato de una niña) sin tener, no ya un asidero que permita comprender los motivos de tal sinsentido, sino una sola pista para llegar a desentrañar los elementos que lleven a descubrir al asesino, tan habitual hoy en día las -buenas- novelas del género, que nos presentan protagonisas más oscuros, menos maniqueos, siempre en la frontera entre el bien y el mal, la locura y la cordura.
Sin desvelar elementos esenciales de la trama, esta es la principal aportación de esta novela. Ni la policía, ni la deseperada medida tomada por Matthäi para encontrar al asesino consiguen el fin que quieren, aunque sí se pueda resolver el caso (de maneras diferentes, según a quien se le pregunte).
No obstante, la narración es algo pesada en ocasiones, rígida en la sucesión de los hechos. Y el capítulo en el que el narrador -el antiguo jefe del teniente Matthäi- da una explicación, casi metida con calzador, sobre las diferencias entre la novela o el cine policiaco y la realidad a la que debe enfrentarse la policía en su día a día, siendo claramente la defensa de Dürrenmatt de su final para la historia, rompe la narración y no aporta nada significativo.
Tal vez en su época fuese necesario justificar que no siempre se resuelven los casos con éxito, o que en la investigación policial no hay una sucesión de pistas lógicas que llevan de manera fluida al desenlace esperado. O tal vez sea sólo el ego del autor haciendo prevalecer su final frente al de Vajda. El caso es que cae el ritmo de la historia, te desconectas de lo que está ocurriendo y pone el acento en el narrador externo, no en el protagonista de la historia.
A pesar de estos fallos, más debidos a la época que a la pericia narrativa de Dürrenmatt (que es indiscutible), la novela es una lectura intrigante, emocionante y que obliga a reflexionar acerca de lo delgada que es la línea entre la cordura y la locura.
Buscando información sobre El cebo, encuentro que ha habido tres versiones más de este libro, una italiana de 1979 (La promessa), otra holandesa (The Cold Light of Day, 1995), y la más conocida, dirigida por Sean Penn en 2001, y protagonizada por Jack Nicholson (y más cercana a la novela), titulada The Pledge (El juramento, en español). Será interesante verlas para comparar con la novela cómo resuelven el caso de la pequeña Gritli Moser
Y es este el libro que he elegido para visitar Suiza, de la que podemos hacernos una idea con la lectura, pues los paisajes son un elemento más de la narración: las montañas, los lagos, los bosques. Así como también están muy presente la precisión, el orden que son tan (estereo)típicos de los suizos. De hecho, lo chocante -para los propios personajes de la novela- es que la reacción de Matthäi, el policía inicialmente encargado del caso del asesinado de la pequeña Gritli, se sale de toda lógica, no cumple las normas, rompe con lo esperado. Y para todos no es más que un síntoma de locura que el siempre racional Matthäi comience a actuar de manera emocional, sin sentido, descontrolado; si bien el policía tiene -en su visión desquiciada del caso- una lógica clara que le lleva a actuar como lo hace.
La historia refleja bien esa bajada a los infiernos que supone enfrentarse al mal (el asesinato de una niña) sin tener, no ya un asidero que permita comprender los motivos de tal sinsentido, sino una sola pista para llegar a desentrañar los elementos que lleven a descubrir al asesino, tan habitual hoy en día las -buenas- novelas del género, que nos presentan protagonisas más oscuros, menos maniqueos, siempre en la frontera entre el bien y el mal, la locura y la cordura.
Sin desvelar elementos esenciales de la trama, esta es la principal aportación de esta novela. Ni la policía, ni la deseperada medida tomada por Matthäi para encontrar al asesino consiguen el fin que quieren, aunque sí se pueda resolver el caso (de maneras diferentes, según a quien se le pregunte).
No obstante, la narración es algo pesada en ocasiones, rígida en la sucesión de los hechos. Y el capítulo en el que el narrador -el antiguo jefe del teniente Matthäi- da una explicación, casi metida con calzador, sobre las diferencias entre la novela o el cine policiaco y la realidad a la que debe enfrentarse la policía en su día a día, siendo claramente la defensa de Dürrenmatt de su final para la historia, rompe la narración y no aporta nada significativo.
Tal vez en su época fuese necesario justificar que no siempre se resuelven los casos con éxito, o que en la investigación policial no hay una sucesión de pistas lógicas que llevan de manera fluida al desenlace esperado. O tal vez sea sólo el ego del autor haciendo prevalecer su final frente al de Vajda. El caso es que cae el ritmo de la historia, te desconectas de lo que está ocurriendo y pone el acento en el narrador externo, no en el protagonista de la historia.
A pesar de estos fallos, más debidos a la época que a la pericia narrativa de Dürrenmatt (que es indiscutible), la novela es una lectura intrigante, emocionante y que obliga a reflexionar acerca de lo delgada que es la línea entre la cordura y la locura.
Buscando información sobre El cebo, encuentro que ha habido tres versiones más de este libro, una italiana de 1979 (La promessa), otra holandesa (The Cold Light of Day, 1995), y la más conocida, dirigida por Sean Penn en 2001, y protagonizada por Jack Nicholson (y más cercana a la novela), titulada The Pledge (El juramento, en español). Será interesante verlas para comparar con la novela cómo resuelven el caso de la pequeña Gritli Moser
Termino con este video de Züri West (no le conocía de nada antes de investigar sobre música suiza). He elegido un artista que canta en alemán por ser el mismo idioma de Dürrenmatt; pero también podría haber sido en francés, italiano o romanche, idiomas oficiales todos en el país.
Libro anterior: Anna, Niccolò Amanitti (Italia)
Libro siguiente: Madona con abrigo de piel, Sabahattin Ali (Turquía)
Libro siguiente: Madona con abrigo de piel, Sabahattin Ali (Turquía)
Comentarios
Publicar un comentario