Cuando la examiné con atención, concluí que la pintura tenía un carácter muy particular desde el punto de vista artístico. Era la primera vez en mi vida que veía una Madona así. En las representaciones de la Virgen que me había encontrado hasta entonces, ésta tenía una expresión de inocencia más acusada de lo necesario, a veces incluso llevada al absurdo. Normalmente parecía una niña pequeña que miraba el bebé que tenía en brazos como si dijera: «¿Habéis visto qué regalo me ha hecho Dios?» Otras veces, parecía una criada sonriendo desconcertada mientras clavaba la mirada en el hijo ilegítimo que había tenido con un individuo cuyo nombre no podía revelar. Sin embargo, en este cuadro de Del Sarto, María era una mujer que había aprendido a pensar, que se había formado un juicio sobre la vida y que había empezado a desdeñar el mundo. No miraba a los santos que la flanqueaban adorándola, ni al Mesías en su regazo, ni siquiera al cielo, miraba a la tierra y estaba claro que veía algo.
FICHA TÉCNICA
Título: Madona con abrigo de piel
Título original: Kürk Mantolu Madonna
Género: Narrativa contemporánea
1ª edición en turco: 1943
Edición en español: 2018
Editorial: Salamandra
ISBN: 978-84-15630-44-9
Nº de páginas: 224
Traducción: Rafael Carpintero Ortega
Formato: Libro digital
Sinopsis: Rescatada del olvido a finales de los noventa, esta tercera novela de escritor turco Sabahattin Ali —fallecido de forma prematura en 1948— es uno de los acontecimientos editoriales más llamativos de los últimos tiempos. Traducida a una decena de idiomas y con ventas cercanas al millón de ejemplares, esta historia de amor desdichado entre un joven turco y una pintora alemana se ha convertido en un auténtico fenómeno de culto en su país, sobre todo entre la juventud, que con su lectura manifiesta la resistencia a la creciente erosión de los derechos civiles y reivindica una mayor apertura hacia Europa.
Raif Efendi llega a Berlín en los años veinte, enviado por su padre para aprender los secretos del negocio familiar, la fabricación de jabones de tocador. Sin embargo, su espíritu soñador lo empuja hacia el arte y la literatura. Además de estudiar alemán y leer novelas rusas, se dedica a recorrer la ciudad, visitando museos y exposiciones, en pos de algo que lo apasione verdaderamente. Una tarde, tras quedarse absorto ante la contemplación del retrato de una mujer envuelta en un abrigo de piel, sabe que por fin ha encontrado lo que buscaba. Así, poco después, Raif conocerá a la autora del lienzo, Maria Puder, y su vida dará un vuelco para siempre.
Valoración: 9/10
Valoración: 9/10
Lo más complicado ante esta lectura ha sido decidir a qué continente pertenece Turquía. Geográficamente, la mayor parte de su territorio está en Asia, pero la ONU -aunque permite su participación tanto en los debates del Grupo de los Estados de Europa Occidental y otros Estados como en el de los Estados de Asia- lo considera únicamente miembro del Grupo de los Estados de Europa Occidental y otros Estados para las votaciones. Además es miembro de la Unión Europea de la Radiofusión (la que organiza Eurovisión, festival en el que participaban hasta que se escandalizaron a cuenta de que se permitiera participar a Conchita Wurst y decidieron que hasta ahí). Por tanto, lo consideraré país europeo, aunque la mayor parte de su territorio esté en Asia.
Sabahattin Ali es, además, un buen ejemplo de esa europeidad turca. Nacido en Bulgaria, cuando esta era parte del Imperio Otomano, estudió en Postdam (Alemania) y fue profesor de alemán en varios institutos, hasta su detención por motivos políticos, ya en tiempos de la República de Turquía. Dicen que esta novela tiene ciertos tintes autobiográficos y puede ser; Raif Efendi, el protagonista, es un joven turco que vive unos años en Alemania y, cuando regresa a Turquía, trabaja como traductor.
Debo confesar que hacía mucho tiempo que no me emocionaba tanto la lectura de un libro, que no empatizaba así con unos personajes, unos sentimientos. Es una historia de amor, pero es también un retrato del alma humana; de sus miedos, sus anhelos, sus autoengaños, sus trampas, sus alegrías.
Nos encontramos ante una novela sentimental. En Turquía desde hace décadas es especialmente apreciada por la juventud, debido a la libertad que perciben en ella, a la fuerza de los sentimientos y a la "laicidad" del planteamiento, en el que la religión apenas tiene presencia.
Raif Efendi, el protagonista -al que conocemos ya en su mediana edad como un hombre apagado, pasivo y triste-, fue un joven en apariencia taciturno, pero por dentro todo un volcán de emociones. Y son esas emociones las que nos van descubriendo al personaje, al que se describre como "algo femenino", por ser un hombre que no encaja en el modelo de masculinidad imperante: es sensible, apocado, sin apenas ambición, sin interés en el negocio familiar, que sólo encuentra calma en la lectura, y en su imaginación. Y, por azar, conoce a Maria Puder, una mujer independiente, que quiere ser ella misma sin tener que cumplir con los mandatos que la sociedad reserva a las mujeres: ser sumisa, coqueta, encandilar a un hombre, hacer un buen matrimonio, y formar una familia. Se resiste y vive su vida, asumiendo las consecuencias que ello implica; ser considerada dura, fría, "fresca".
¿Sabe por qué los odio tanto a ustedes, o sea, a todos los hombres del mundo? Por todo lo que exigen a los demás como si ése fuera su derecho natural. No me malinterprete, estas exigencias no se expresan necesariamente de una forma explícita, con palabras. A veces es la forma en que los hombres tratan a las mujeres, su mirada, su sonrisa, sus gestos... Hay que estar ciega para no darse cuenta de lo mucho que confían en sí mismos. Para comprender su arrogancia, basta con ver el desconcierto que les provoca que una mujer se niegue a alguno de sus requerimientos. Nunca dejan de pensar en sí mismos como en cazadores y en nosotras como pobres presas. Nuestra obligación es ser siempre sumisas, obedecer y dar lo que se nos pide. Nosotras no pedimos ni podemos entregar nada por el simple hecho de que nos apetezca. Me repugna ese orgullo masculino estúpido y soberbio.
Es curioso -o no- que dos personajes tan ajenos a los estereotipos de género se encuentren y encajen de una manera tan perfecta. Obviamente -es una historia de amor, y de las trágicas, además- no todo es fácil en la relación; por diferentes motivos, ambos ponen barreras a lo que sienten; Maria, por no dejarse llevar por unos sentimientos que le son ajenos, que la hacen sentirse débil; Raif, por falta de empuje, por acomodarse a no asumir riesgos, por quedarse en lo que hoy llamaríamos su zona de confort.
Al inicio no me esperaba una historia tan poderosa; comienza de una forma algo anodina, centrando el peso de la narración en otro personaje, que con el transcurrir del tiempo se convertirá en un mero testigo de los acontecimientos que son realmente relevantes. La historia de amor de Raif y Maria. Y ese desvío inicial podría desanimar a algunas personas, pero espero que si alguien lee el blog me crea cuando digo que vale la pena superar esas páginas iniciales. Hasta el momento en el que el narrador inicial encuentra el cuaderno negro de Raif Efendi y ya es éste quien comienza a relatarnos su historia. Y ya es el momento de empezar a disfrutar.
También digo que una de las emociones que sentí de manera habitual leyendo el libro es la rabia. ¿Cómo Raif y Maria pudieron tomar las decisiones que tomaron, cómo no vivieron de otra manera su amor, teniendo la posibilidad? Hay un cierto sentido trágico de la existencia, un fatalismo que persigue a los personajes que parecen ya marcados por un destino que aceptaron antes de conocerse y que no pueden cambiar cuando la vida les ofrece una oportunidad maravillosa.
Tal vez se piense que estoy desvelando en exceso, pero la novela no es buena o interesante (sólo) por la historia de amor. Es el relato intimista de cómo dos personas se encuentran y se enfrentan a una situación para la que ninguno de los dos está preparado, por motivos muy diferentes. Y de cómo ambos luchan contra algo que no tiene remedio. Es el relato de Raif Efendi de todos estos acontecimientos, emotivo, reflexivo, nostálgico, esperanzado, intimista, lo que convierte la lectura de esta novela en una inmersión emocional.
Y en esta ocasión, la canción no podría ser otra. Inspirada por la novela que reseño Sezen Aksu (al parecer, una de las grandes estrellas del pop turco) canta Kürk Mantolu Madonna (Madona con abrigo de piel). ¿Cabe otra opción para finalizar esta reseña?
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